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PyMes: ¡El error no es una opción...!

michael-dziedzic-fTdnRCpRTdE-unsplashFoto de Michael Dziedzic en Unsplash

En estos tiempos tan modernos y globalizados, probar nuevas ideas ha sido una forma de comprobar en diferentes escenarios el uso de tecnología y procesos empresariales innovadores, especialmente por parte de las Startups que llegan con la intención de revolucionar los mercados con métodos disruptivos. Y lo más sorprendente es que, en estas implementaciones, ¡fallar está permitido, tolerado y hasta promovido! Aquí el lema es "fallar rápido, fallar frecuentemente". Bajo estas circunstancias, descubrir errores forma parte del aprendizaje de estos pioneros y están respaldados por la inversión de los valientes inversionistas de riesgo que apoyan estas iniciativas.

Bueno, ahora que hemos aterrizado en el mundo de las PyMes, debemos tener en cuenta que la innovación es clave para sobrevivir, competir y destacar en el mercado. Es cierto que la posibilidad de fallar también se tolera en los experimentos de implementación, pero siempre con restricciones en cuanto a recursos financieros, reputación, mercado y viabilidad operacional. Por supuesto, el miedo al fracaso puede ser un gran obstáculo para la innovación, pero debemos recordar que no es lo mismo cometer un error que fallar.

Error vs  falla

En el proceso de innovación, podemos tropezar con errores, pero no hay que entrar en pánico. Los errores son como esas veces en las que el indicador de combustible de nuestro carro empieza a bajar. Sabemos que puede ser un problema, pero tomamos precauciones y nos aseguramos de tener dinero en el bolsillo para llenar el tanque. Para el error siempre hay una alternativa de anticipación para evitar su ocurrencia.

En el caso de una falla en innovación, nos referimos a un "pequeño tropiezo" o a la falta de algo que no se haya experimentado o conocido previamente. Un ejemplo curioso podría ser Better Place, una compañía que se aventuró a ofrecer un servicio de intercambio de baterías para automóviles eléctricos en menos de 3 minutos. Lamentablemente, su servicio nunca despegó debido a los costos excesivos que implicaba mantener la infraestructura necesaria para su implementación. 

Dicho esto, debemos tener en cuenta que en el mundo de las PyMes, el error no es una opción. Nuestros equipos tienen la responsabilidad de manejar todos los escenarios conocidos y compartirlos con diferentes puntos de vista para abordar los posibles riesgos y evitarlos. Esto se debe hacer internamente o con el apoyo de otros, e incluso en algunos casos, con la colaboración de nuestros clientes.

Fallar inteligentemente

En el proceso de innovación o de "Agilismo Empresarial" podemos buscar alternativas para hacer nuestros experimentos más resistentes a las fallas y, por ende, a la pérdida de dinero, tiempo y oportunidades en el mercado. Aquí te presento algunas opciones que podríamos considerar para evitar esos tropiezos indeseados:

  • A veces, podemos jugar a ser científicos locos y recurrir a simuladores y sistemas de pronóstico para evaluar diferentes escenarios y prever posibles fallas o defectos antes de llevar a cabo una implementación real. Por ejemplo, antes de comenzar a construir algo a gran escala, un diseñador puede utilizar una herramienta de diseño asistido por computadora para realizar pruebas de diseño, esfuerzo, funcionamiento, materiales y otros aspectos, con la opción de realizar cambios rápidos, experimentos repetibles, medibles y a bajo costo.
  • Fallar en pequeñas pruebas y experimentos, con metas claramente definidas, que puedan expandirse a gran escala si tienen éxito, es una estrategia efectiva. Por ejemplo, los equipos de desarrollo de software que utilizan metodologías ágiles liberan pequeñas funcionalidades de manera frecuente, lo que reduce el riesgo de fallas y minimiza el esfuerzo requerido en cada implementación.
  • Rollback, un término ampliamente utilizado en tecnología, se refiere a tener un plan detallado para revertir un cambio que afecta la operación a un estado inicial controlado, lo que nos permite continuar con el mínimo impacto o con un impacto conocido y controlado mediante acciones posteriores. Por ejemplo, si enfrentamos un fallo en la automatización de nuestro proceso de ventas con un nuevo sistema, es importante saber cómo desactivar el sistema y volver a la operación anterior, reconociendo que tendremos que realizar procesos manuales, con el menor impacto posible en nuestros clientes y en la operación interna.

Pueden existir otras formas de fallar de manera inteligente, pero aquí he compartido los mecanismos que he experimentado en situaciones anteriores. Sin embargo, es importante tener en cuenta que si se presentan fallas, estas deben ser evaluadas tanto cuantitativa como cualitativamente, para identificar los puntos de quiebre y así implementar mecanismos que protejan nuestros proyectos en futuras pruebas. Este proceso de construir, experimentar, probar y evaluar genera una gran responsabilidad en los participantes y sirve como una brújula para determinar nuevas estrategias para enfrentar desafíos o, en algunos casos tristes, abandonarlos.

Lectura recomendada, Right Kind of Wrong: The Science of Failing Well de Amy C Edmondson